jueves, 7 de abril de 2011

Mejora tus Defensas con Enzimoterapia

Nuestro cuerpo contiene incontables millones de diminutos agentes de construcción que se renuevan continuamente manteniendo y protegiendo nuestra vida. Sin ellos moriríamos irremediablemente. Sin ellos no habríamos nacido, no existirían las plantas ni los animales. Son la fuente de la vida: LAS ENZIMAS

El Dr. Max Wolf (Viena, 1885) desarrollo en los años cuarenta su terapia con una combinación de enzimas proteolíticas (que dividen o catalizan proteínas). Su preparado enzimático fue el nacimiento de la Enzimoterapia Sistémica Oral, la cual ha revolucionado la medicina en Alemania y se usa hoy día para fortalecer el sistema inmunológico, tratar enfermedades autoinmunes, inflamaciones crónicas, problemas circulatorios graves, lesiones deportivas y cáncer.

A partir de los estudios del doctor Wolf, Mucos Pharma Alemania, desarrollo su preparado enzimático, el cual contiene diversas enzimas: papaina (enzima que se extrae de carica papaya), bromelina (que se extrae de la piña), tripsina, quimotripsina, pancreatina (se extraen del jugo pancreático fresco de los bovinos) y el componente vegetal no enzimático Rutina. (se extrae de la planta sophora Japónica) que sirve para tratar las enfermedades circulatorias como flebitis, ulceras varicosas y trombosis.

¿Qué es una enzima?

Comenzaremos con el concepto de catalizador. Usted conoce el catalizador presente en el conversor catalítico de su auto. Su finalidad es aprovechar el calor de los gases consumidos y convertir el monóxido de carbono en dióxido de carbono.

El catalizador actúa por su mera presencia y no se altera en el curso del proceso, tampoco requiere ninguna energía para actuar.

De igual forma, la naturaleza utiliza catalizadores: Pequeños pasos en cadena, grandes efectos. Todo los organismos vivos contienen estructuras llamadas sustratos. Constituyen la materia prima necesaria para construir o reparar nuestros tejidos o células y son necesarios para todos los procesos vitales.

Las enzimas desdoblan los sustratos, los degradan como una tijera para que sean aprovechables.



En los procesos inflamatorios las enzimas proteolíticas desdoblan fragmentos celulares y mediadores de la inflamación, reducen el dolor.

Las enzimas proteolíticas estimulan a las células inmunitarias llamadas macrófagos, que son las encargadas de fagocitar o comerse a las bacterias, virus o toxinas que se encuentran en el organismo.

Las enzimas proteolíticas normalizan o ponen en balance el sistema inmunitario alterado. Por lo que se utilizan con mucho éxito para tratar artritis reumatoide, esclerosis múltiple, glomerulonefritis, y todo tipo de enfermedades autoinmunes. Estimulan la actividad de los linfocitos T, se incrementa el numero de células asesinas naturales (también encargadas de eliminar bacterias, virus y toxinas) hasta diez veces. Además las enzimas proteolíticas estimulan la actividad de monocitos y granulocitos.

En los pacientes con cáncer inhiben la formación de Moléculas de Adhesión causantes de metástasis. En enfermedades circulatorias las enzimas mejoran la fluidez de la sangre evitando la formación de trombos y disgregando los ya existentes.

La acción destructora celular de cascada de complemento consiste un mecanismo de defensa natural del cuerpo. Sin embargo las enfermedades autoinmunes la acción de cascada destruye por error el tejido propio del organismo.

Las enzimas proteolíticas inhiben la acción destructora celular de cascada de complemento, reducen la inflamación y eliminan el dolor. Por esta razón se utilizan para tratar enfermedades denominadas autoinmunes tal como artritis reumatoide, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amniotrófica, glomerulonefritis, síndrome de Guillain Barre, miastenia gravis, dermatomiositis, polimiositis, lupus eritematoso, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, etc.

Las enzimas proteolíticas fortalecen el Sistema Inmunológico. Se utilizan con mucho éxito en Europa para el tratamiento de inflamación crónica degenerativa en cualquier sistema del organismo (digestivo: hepatitis, pancreatitis, colitis, etc.; circulatorio: flebitis, tromboflebitis, etc.; urinario: nefritis, cistitis, etc.; respiratorio: bronquitis, sinusitis, amigdalitis, etc.) son excelentes para evitar las infecciones recurrentes




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